miércoles, 23 de septiembre de 2009

El fútbol y la sociedad (primera parte)

El fútbol es parte de nuestra sociedad, es el muchas veces llamado “idioma universal”, es el tema de conversación que nunca falta en una reunión familiar, en un bar o mismo en el trabajo de cada uno de nosotros.
Ahora, ¿qué pasa cuando el “idioma universal” se mimetiza con la sociedad que está rodeada de violencia?... La respuesta es simple, se vuelve violento. Esto no es un tema sólo de Sudamérica ni menos de Argentina ya que hace varias décadas, en Inglaterra estaban los llamados “hooligans”, y en Italia, los “tifosis”. Estos grupos son los que en Argentina se llamarían “barrabravas”. Son individuos que dicen ser hinchas del club en el cual “trabajan”, que van a la cancha a alentar a su equipo sin pagar entradas, cobran un sueldo, y como si esto fuera poco se dan el gusto de ir a los entrenamientos, o irrumpir en los vestuarios para imponerle resultados a los jugadores.
En Italia y en Inglaterra, estos individuos fueron reprimidos, excluidos de los campos de juego y algunos fueron presos, ¿Por qué Argentina no copia los ejemplos de los países europeos? Porque esta gente en los clubes de Argentina, muchas veces es autorizada por los dirigentes, entonces empiezan a tomar un lugar que no les corresponde y terminan dominando al club. El caso más reciente y famoso es el del ex presidente de Newell´s Old Boys de Rosario, Eduardo López. Este supuesto funcionario del club estuvo al mando de la institución durante más de diez años, después de que terminó su mandato se encontraron con que no cerraban los números, faltaba dinero y papeles importantes. Los nuevos directivos dijeron encontrar un club que parecía “Kosovo” . Esta historia real y tristemente celebre es el claro ejemplo de cómo se manejan muchas instituciones en el fútbol actual, vale remarcar que hay excepciones como las de Estudiantes de La Plata-Vélez y Lanús.
Muchas veces los clubes influyen positivamente en la sociedad, miles de chicos sin recursos practican deportes en instituciones que no tienen fondos para mantener a un plantel profesional y menos a las divisiones inferiores. Sin embargo, estos chicos comen y se bañan en el club, y hasta muchas veces van a los colegios que pertenecen a las instituciones. Las instituciones no reciben un solo peso como indemnización del Gobierno y hay casos en los cuales los clubes funden por exceso de gastos, y escasos ingresos. Estos miles de chicos que practicaban deportes en estos clubes quedan en manos de nadie, y recurren a adicciones, vandalismo y más actividades que siguen contribuyendo a una sociedad cada vez más violenta y a la vez, con menos ideas para salir de esta mala situación.
Creo que es hora de empezar a copiar buenos ejemplos y dejar de “atar todo con alambre”, como se dice vulgarmente. Cortar los problemas de raiz, barajar y dar de nuevo. Y enclarecer cuentas, gobernantes concientes, y capaces es lo que se necesita tanto en el país como en los clubes


Nicolas degano